Un mínimo



Calculando la mitad de mi vida 
he llegado a la conclusión de que mis olas 
constituyen un mínimo. 
Un mínimo incapaz de arañar 
las cuerdas de una guitarra vieja y resbaladiza 
por los cuatro costados 
del refrán mal afinado de mis venas. 

En un mal día, precioso,
como este,
las aguas que borran mis huellas 
no se prestan a escribir poemas
ni filosofías, 
ni exequias...
mas se perfilan navegantes
rumbo a cualquiera de los 
ningún lado 
del océano de letras 
que surca 
el ocaso de mi nada
en tus manos..

© Beatriz Morín

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